Caso de éxito | Consultora Grünten
Vicente Donoso, CEO de VDRC, sabe lo que es estar atrapado en un ciclo interminable de “refrescar banco, refrescar banco”. Con una empresa de servicios digitales de menos de 20 personas, él sin ser experto en finanzas, necesitaba que todo funcionara con precisión para tomar decisiones estratégicas y proyectar el crecimiento de su empresa.
“Clay para mí es perfecto para el TOC y tener todos los movimientos bien consolidados. Todos los días me conecto antes de partir para revisar la actualización de movimientos bancarios con contexto, vinculados a facturas y clientes”, nos cuenta Vicente.

Antes de Clay, Vicente dependía de Excel y de consultoras externas para revisar los estados financieros. Esto implicaba retrasos, falta de contexto y un estrés constante por no tener control directo sobre la información. Además, si quería mostrar su balance a socios o bancos, muchas veces llegaba tarde o incompleto.
Con Clay, las cosas cambiaron. La plataforma se convirtió en su partner financiero, centralizando la información de su negocio y automatizando tareas clave:
Conciliación automática con Cassius: los movimientos bancarios se asignan al plan de cuentas correcto sin errores, eliminando las tareas repetitivas.
Panel del negocio: Vicente puede ver de un vistazo cómo va la empresa, con datos claros y accesibles.
Estados financieros en tiempo real: los EERR ya no son solo PDFs estáticos, sino información interactiva y confiable.
Flujo de caja actualizado: ingresos y egresos a la mano, con proyecciones que facilitan la planificación.
“Antes necesitaba un equipo enorme para tener visibilidad sobre mis finanzas. Ahora puedo hacer todo con apenas un par de personas. Es transparencia absoluta, digitalizada y sin depender del error humano”, explica Vicente.
La automatización también ayudó a mejorar la colaboración interna: los documentos, las facturas y los movimientos están integrados, evitando silos de información y haciendo que los equipos puedan conversar y trabajar de manera más coordinada.

Para un CEO que no es contador, tener Clay es como tener un copiloto financiero: le da estructura, visibilidad y confianza para enfocarse en crecer el negocio, en lugar de perder tiempo persiguiendo números.
“Lo que Clay me permitió, siendo arquitecto y sin formación empresarial, fue entender cómo operar bien desde las finanzas. Hoy puedo tomar decisiones informadas, mostrar resultados claros a mis socios y dormir tranquilo sabiendo que las cuentas están cuadradas”, concluye Vicente.
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